En ocasiones una cámara te enseña una realidad que no quieres ver, este reportaje es una bofetada en la cara, a una realidad, muy alejada de mí percepción personal. Recuerdo que en mi inconsciencia, pensaba que al final, esto sería otro evento de peñas, uno más… Un viernes de feria diferente…Quizás…, nada más lejos de la realidad.
Tarde poco en darme cuenta, que donde antes había minis y risas, hoy habían flores y gafas de sol, lágrimas furtivas que recorrían mejillas sonrojadas por el desaliento de un grito apagado que reclamaba un adíos. Me resultó curioso cómo los sentidos me engañaron desde un primer momento. Parecía un reencuentro, en realidad era una despedida, mis ojos leían hola, mi cámara un adiós; el adiós de un pueblo unido, que necesitaba regalarse un grito al aire, en forma del ensordecedor silencio atronador… Con el que Torrejón gritó a todos los nuestros… ¡a Dios!.
Texto: David Puebla.
No era uno más
Hay personas que se involucran en el tejido social de una ciudad de modo altruista. Se levantan pensando que hacer para mejorar su casa, su barrio, su ciudad y tratar de hacer mejor la vida de los que le rodean. Están presentes, equidistantes ante cualquier conflicto, pues su objetivo es beneficiar a todos, sin distinción.
Ese tipo de personas siempre está rodeado de amigos, y siempre tiene gente con quien compartir una caña, una charla, unas sonrisas o unas lágrimas. Son gente sana.
Hoy hay una menos de esas personas.
No necesitaste una foto, ni un puesto, ni un sueldo para trabajar por tu pueblo. No has necesitado nada de eso para unir en el luto a una ciudad de más de 130.000 habitantes, porque simplemente eras un torrejonero ejemplar.
Texto: Anónimo
No tenemos suficientes palabras para expresar lo que este reportaje gráfico transmite, lleno de sentimiento, emoción y tristeza por tan grandes pérdidas que hemos sufrido los Torrejoneros a causa de este mal que nos tocado vivir con tanta dureza y en especial los Desterraos con la marcha de nuestro amado Presi «Chori.»
Texto: José campo y Ali Gangi Ag
Esas ganas de cerrar los ojos y que todo vuelva a ser como antes…
Esas ganas de que no hubiera pasado nada…
Pero también, esas ganas de volver a sacar una sonrisa a un pueblo que ha recibido un duro golpe…
Esas ganas de volver a ver risas donde hubo lágrimas.
Texto: Israel Garcia Exposito
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